
Tejiendo resistencia y esperanza desde México

En el corazón de Puebla, México, Magdalena Pérez López construyó con su comunidad iniciativas como "El Mandadito" y "Biosec". A través de su relato, se destaca su compromiso con prácticas ancestrales, la economía solidaria, y la promoción de un estilo de vida más consciente y respetuoso con el medio ambiente.
Su trayectoria está marcada por una profunda conexión con sus raíces oaxaqueñas y una incansable lucha por la soberanía alimentaria, la agroecología y el bienestar comunitario, son valores fundamentales.
Magda, como cariñosamente se le conoce, es originaria de San Martín Huamelulpan, en la Mixteca oaxaqueña, una comunidad con una rica herencia cultural. Su infancia en un entorno campesino, aunque luego debió migrar a Puebla, sembró en ella una apreciación intrínseca por la naturaleza y los saberes ancestrales. A pesar de las dificultades del desarraigo y el desconocimiento urbano hacia la gente del campo, Magda mantuvo viva esa conexión, que hoy se manifiesta en su “compromiso político por otra forma de vivir, comer, producir y construir un mundo distinto”.
Su activismo se gestó a partir de una conciencia crítica frente a la producción y consumo de alimentos procesados, impulsándola a buscar y promover alternativas. Esta búsqueda la llevó a involucrarse en procesos de resistencia, donde su alegría y capacidad para el trabajo colectivo y colaborativo, forjadas desde su infancia, se convirtieron en herramientas poderosas de transformación.
Las acciones políticas de Magdalena son diversas y profundamente arraigadas en la práctica. Impulsa el "Mandadito", una iniciativa que va más allá de la simple compra y venta, fomentando alianzas con productores locales que practican una agricultura responsable. El "Mandadito" promueve un consumo justo, responsable y consciente, conectando directamente a los consumidores con alimentos saludables y producidos de manera respetuosa con la naturaleza.
También promueve la bioconstrucción, la permacultura y los huertos urbanos y familiares como herramientas de autonomía y resiliencia. Su propia casa de tierra y sus iniciativas de huertos comunitarios demuestran su compromiso con prácticas sostenibles y su visión de un futuro donde la conexión con la tierra se restaura.
Desafía de esta forma el modelo agroindustrial dominante al cuestionar la narrativa de la "revolución verde" y la necesidad de producir en cantidad a expensas de la calidad y la salud de la tierra. Su defensa de las semillas criollas y los métodos de cultivo tradicionales es un acto político de preservación de la agrobiodiversidad y los conocimientos ancestrales.
A través de su involucramiento con adultos mayores y diversos colectivos como Liberat, Yuga, Calabi y Holin, Magdalena articula espacios de encuentro, aprendizaje y acción comunitaria, donde se comparten saberes sobre salud, derechos humanos, envejecimiento y nutrición. Estas iniciativas fortalecen el tejido social y empoderan a las comunidades desde una perspectiva integral.
Su preocupación por la pérdida de tierras de cultivo y la contaminación generada por el crecimiento urbano descontrolado la lleva a informar y concientizar sobre la importancia de recuperar y proteger los recursos naturales. Su voz se levanta en defensa de la Madre Tierra y la necesidad de una relación más armónica con ella.
Magdalena encarna un espíritu de "guesa" o ayuda mutua, arraigado en su cultura mixteca, que se traduce en su disposición a compartir sus conocimientos y colaborar en proyectos colectivos. Esta práctica de solidaridad es un pilar fundamental de su acción política, construyendo redes de apoyo y resistencia desde abajo. Su propia experiencia de vida, marcada por la resiliencia ante la adversidad, la impulsa a generar espacios de esperanza y a demostrar que existen otras formas de construir el futuro.
Magdalena Pérez López es un ejemplo vivo de cómo los valores arraigados en la comunidad y el respeto por la tierra pueden traducirse en acciones políticas concretas y transformadoras. Su historia, tejida con los hilos de la tradición y la innovación, inspira a seguir construyendo redes. Su legado es un llamado a reconocer y fortalecer el papel fundamental de las mujeres en la construcción de un mundo más justo y sostenible.
Ver la entrevista completa AQUI.
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Mujeres que Tejen la Historia en América Latina y el Caribe es un espacio para reconocer y visibilizar los aportes de las mujeres a la historia en la región de Latinoamérica y el Caribe. Son historias de vida de mujeres que han liderado proyectos de transformación social para la región por la igualdad de género, la protección del ambiente, la reducción de las desigualdades, la construcción de la paz y los derechos humanos en general.
Desde el arte, la comunicación, las organizaciones comunitarias, la ciencia, y otros campos profesionales y de la vida diaria, estos relatos muestran la relación entre memoria, identidad y territorio.
