China rechazó frontalmente la Nueva Estrategia de Seguridad de Estados Unidos, acusando a Washington de exagerar deliberadamente la llamada “amenaza china” para justificar su agenda de contención global.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guo Jiakun, fue claro:
la narrativa estadounidense interfiere en los asuntos internos de China, socava su soberanía y busca frenar su desarrollo estratégico.
¿Qué está realmente en juego?
La nueva estrategia de EE. UU. no es retórica vacía:
- Prohíbe a inversionistas estadounidenses participar en tecnología china
- Suspende contratos federales con empresas biotecnológicas chinas
- Destina 1.000 millones de dólares a la Iniciativa de Cooperación de Seguridad con Taiwán
Esto no es “defensa”. Es desacople económico, tecnológico y militar.
La contradicción occidental:
Mientras Washington habla de “competencia responsable”, actúa como si ya estuviera en una guerra fría avanzada, usando:
- Sanciones
- Restricciones financieras
- Militarización del Indo-Pacífico
Y luego exige que Pekín “coopere”.
Taiwán como detonador
La inclusión explícita de Taiwán en la estrategia confirma lo evidente:
EE. UU. está militarizando el conflicto antes de que exista formalmente, empujando la línea roja china mientras se presenta como víctima.
Lectura realista:
China no está pidiendo permiso.
Estados Unidos no está defendiendo valores.
Estamos viendo el choque entre una potencia en declive relativo y una potencia en ascenso. La “amenaza china” es el relato necesario para:
- Mantener cohesionados a los aliados
- Justificar gasto militar
- Frenar competidores por vía política, no de mercado.
No es China la que redefine el orden global, es Estados Unidos el que ya no puede controlarlo.
Cuando el poder pierde hegemonía, primero fabrica enemigos Después, fabrica estrategias para contenerlos.
Y eso es exactamente lo que estamos viendo.
Publicado en Facebook por:
La Granja Humana
