Por Carlos Ríos
El gobierno dio a conocer el índice de precios al consumidor (IPC) estableciendo que la inflación del mes de octubre de este año fue del 2,7%, la menor en tres años.
Con ese dato, completamente trucho, salió el presidente a proclamar el éxito de su plan económico. La prensa “ensobrada”, como siempre, se hizo eco de ello. Por ejemplo, la periodista Débora Plager, afirmó que la inflación (supuestamente derrotada) es “siempre y en todo lugar un fenómeno monetario” como decía Milton Friedman y repiten como loros, entre otros, Javier Milei, José Luis Espert.
¿Por qué el dato, del 2,7% de inflación de octubre, es completamente trucho?
En primer lugar, estamos frente a un proceso hiper recesivo que, a esta altura, se ha transformado en una depresión económica aguda. Por eso la inflación debería no solo disminuir su incidencia sino ser negativa.
En segundo lugar, el propio responsable del INDEC, Marco Lavagna, debió admitir que los números, “no representa la realidad actual”. Es necesario actualizar ese índice y, sobre todo, los parámetros que toma como referencia los usos y costumbre del año 2004. Son de 20 años atrás, cuando, por ejemplo, los servicios públicos y las tarifas representaban, por los subsidios aplicados en ese momento, apenas un 10% del total del gasto de una familia tipo.
Mientras que hoy esa cifra es del 40% o más de ese presupuesto; lo mismo sucede, por ejemplo, con los alquileres y el gasto de quien tiene contratada una medicina prepaga. El propio Lavagna dijo en una entrevista radial: “mi mamá me dice que miento, ella no cree y tiene razón, hay que actualizar el índice”.
Es por esta realidad objetiva, independientemente de cualquier valoración subjetiva, que todos vemos como se evaporan nuestros ingresos que, intencionadamente, son transferidos de nuestros flacos bolsillos a los bolsillos de los “ganadores” y “héroes” de este sistema.
Todo esto en el marco del reinado de la dependencia y el gran latifundio, que beneficia al Club de los parásitos económicos presidido por el socio principal: el Capital Financiero.
Según “La Política Online” la respuesta de Luis “Toto” Caputo no se hizo esperar y le contesto a Marco Lavagna, exigiéndole que no haga ninguna modificación hasta después de las elecciones del 2025. Según los trascendidos, Caputo le habría dicho: “No te pienses que sos imprescindible, acá nadie tiene comprado el lugar”.
La disputa interimperialista y su relación con los vencimientos de deuda pública 2025
Nunca debemos olvidar que la Argentina es un país dependiente, formalmente libre, pero, en la realidad concreta, atado por múltiples lazos invisibles, a un sistema económico y social que le impide dar satisfacción a las necesidades del pueblo y de la patria.
A pesar de que es gracias a los trabajadores y el pueblo, en base a su esfuerzo productivo, de donde surge la única y exclusiva fuente de toda la riqueza material y social que, luego, se apropian los factores que hacen a la dependencia del imperialismo y del atraso. Tampoco podemos ignorar que nuestro país es disputado por varias potencias imperialistas en su lucha por la hegemonía mundial que pone al mundo al borde de una guerra generalizada.
Entonces, veamos, al respecto, el tema de los vencimientos de la deuda pública y, en particular, los vencimientos de la deuda externa, para el año 2025. Los vencimientos para el año próximo de la deuda pública constan, básicamente, de dos partes: los de la deuda externa son de 17.285 millones de dólares en billetes “verdes” y los vencimientos de la deuda doméstica que llega a 39 Billones de pesos, el equivalente, según el tipo de cambio estimado por el gobierno para el 2025, de unos 33.000 millones dólares.
Respecto a los casi 18.000 millones de dólares, dentro de este paquete, hay 2.700 millones (siempre hablamos de dólares) que corresponden a compromisos de pago con el FMI (15%). Pero los compromisos de pago con el estado Chino son 5.500 millones de dólares. Es decir, más del doble de lo que exige el FMI (más del 31,82% del total de los casi 18.000 millones de dólares).
Es una contradicción importante que debe afrontar el gobierno de Milei-Villarruel. Por un lado, se desvive por arrastrarse ante Trump, la cabeza del eje Yanqui, Inglés y del estado genocida de Israel, que el presidente Milei ama de corazón y, por otro lado, debe tratar de no desairar al gobierno chino que lo tiene sujeto de otro lazo y es, además, el primer socio comercial de nuestro país.
Parafraseando a la vicepresidente: ¡Pobre jamoncito del medio! Debe tratar de quedar bien con “dios” y con quien Milei considera el “diablo”.
Ambos son las dos caras del diablo por su carácter de imperialismos y, por tanto, son enemigos. Desde el punto de vista de la conquista de una verdadera independencia nacional; esa segunda independencia que, como proclamaron los patriotas del año 1816 en Tucumán, debemos conquistar con la unidad y la lucha: la de un país libre de toda dominación extranjera.
No hay solución sin un camino independiente
Por eso, en este plano, es imprescindible, en primer lugar, suspender inmediatamente todo pago destinado a la fraudulenta deuda externa y, paralelamente, abrir una investigación profunda, impulsada desde abajo, que demuestre el carácter fraudulento, usurario y odioso de lo fundamental de la estafa de dicha deuda.
Con respecto a la deuda nativa, debe pasar a ser la base para realizar una reforma monetaria popular que, respectando a pequeños y mediados inversores, utilice el resto. Esto es 70.000 millones de dólares de los 90.000 millones de la totalidad de lo endeudado por este gobierno, para volcarlo a la producción con planes concretos que aumenten decisivamente la producción de bienes y servicios.
Todo esto para sostener, junto al aumento del empleo genuino y bien remunerado, la mejora en los ingresos populares sin necesidad de emitir dinero espuriamente, sin aumentar el déficit fiscal innecesario.
Hay que terminar de raíz con el endeudamiento, como han hecho hasta ahora sin usar una u otra falsas “soluciones” anteriores a la medida de la dependencia y de los grandes terratenientes.
Con estos y otros objetivos programáticos de fondo, con una estrategia de independencia nacional y de bienestar del pueblo, debemos impulsar la confluencia de las luchas y avanzar en el protagonismo popular.
Este es el único camino esperanzador y no el juego electoralista de las trenzas por arriba. Esto solo le da tregua a la política de hambre, entrega y represión de Milei en lugar de sumarte activamente a la lucha.
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