OPINION: BALANZA
Más allá de la bronca, por perder en el desempate y el desánimo, se abre un momento en el que es conveniente poner los hechos en la balanza y relativizar la derrota. No se trata de asumir, a priori, una posición escéptica (paralizante, cínica o destructiva) ni un optimismo candido, de un voluntarismo ingenuo, sino de poner en perspectiva lo ocurrido en el Senado, dentro de un contexto que ayude a comprender el proceso y las reconfiguraciones del escenario político.
Una perspectiva de largo plazo la dio la alocución del senador Mayans (con su estilo , por momentos jocoso, muy conocedor de los mecanismos institucionales y habitualmente, con capacidad didáctica para explicar popularmente principios ideológico/políticos y aspectos técnicos e intereses en juego en cada proyecto).
El formoseño aprovechó para empezar recordando los fusilamientos de José León Suárez, y la implementación del plan económico y político (proscripción incluida) que instaló el general Eugenio Aramburu, luego de sacar a Lonardi y desterrar la idea de "ni vencedores, ni vencidos".
Recordó que no es nuevo lo que está ocurriendo y que cada vez que ocurrió terminó mal.
Atacar a los sindicatos, abrir indiscriminadamente importaciones, devaluar...
Omitió en el repaso histórico, incluir a Menem entre los momentos históricos (es parte de la picardía de nuestra región).
En este largo plazo, se ve la contradicción que explica en buena parte el movimiento pendular de nuestra historia, al menos desde la irrupción del peronismo, y el proceso de sustitución de importaciones previo, que lo parió como sujeto histórico de la etapa de industrialización de Argentina en el contexto de la guerra fría.
A pesar de las dictaduras militares, hasta la de Lanusse, primó la impronta industrialista, en tensión con la ruralista (exportadora), pero hasta Krieger Vasena la sostuvo y se abonó por entonces la idea de un peronismo sin Perón.
Cordobazo, luche y vuelve, luchas irreconciliables dentro del peronismo, muerte del líder mediante, la dictadura cívico militar canceló terroríficamente aquella etapa de la historia y reconfiguró la estructura económica, política y social de Argentina.
El endeudamiento y la ley de entidades financieras, trajeron aparejados por un lado la valorización financiera como eje central de acumulación capitalista y de concentración económica, derivando en la conformación o primacía de los grandes grupos económicos que desde entonces dominan la escena y controlan las instituciones empresariales desde la AEA, la UIA y las principales cámaras. Al mismo tiempo cada crisis (periódica) del esquema de acumulación financiera, dio a los mismos ganadores la posibilidad (con el soporte de un estado para nada ausente para ellos) de pegar otro zarpazo. En tanto que las empresas de menor rango sufrieron quebrantos por la reducción del mercado interno, el alto costo de los créditos o se reconvirtieron en importadores agravando la crisis de empleo y la reducción del mercado interno.
Es así como la salida de la convertibilidad en 2001 con la pesificación asimétrica y la renegociación de los contratos fue un gran negocio al mismo tiempo que una gran tragedia para los sectores populares.
Aquel ajuste de Duhalde fue el piso sobre el cual entre 2003 y 2015 se ensayó un proyecto productivista, con ampliación de derechos, basado en el consumo interno, con expansión de la masa salarial, etc. que se debilitó x las llamadas restricciones externas. Es decir, la necesidad de disponer de dólares para importar los insumos necesarios para mover la rueda de la producción que la capacidad de consumo de la población y la necesidad de competir en el mercado internacional requería para seguir creciendo garantizando bienestar.
Nada nuevo bajo el sol, ya a Perón le había ocurrido en el segundo mandato, el del pan negro y los acuerdos con las petroleras yankies.
Ya no vivimos tiempos de guerra fría como en el siglo XX, ni de hegemonía unipolar como en los 90, sino en un mundo multipolar, con países emergente que en la balanza internacional tienen cada vez más peso en detrimento de la alianza atlántica liderada x EEUU.
Esto que significaba una oportunidad, tomó un rumbo incierto por la política internacional de Milei. Pero Bussines are bussines. Ayer, China le dio aire al gobierno habilitandole un plazo de un año para devolver los yuanes, aparentemente en consonancia con el FMI, que tiene a Argentina como primer deudor.
La Argentina postMacri es un problema para Argentina y para el mercado internacional, que históricamente le extrae jugo, pero que ya fue protagonista del default más grande de la historia (2001).
Sin dudas, se trata de un marco que seguramente se puede y se debe complejizar mucho más para entender el alcance de los propios marcos de acción de cada agente economico-politico-social y poder pensar los posicionamientos, más allá de las tranzas individuales de las que ya está dando cuenta el boletín oficial con las designaciones de embajadora para la neuquina, Lucila Crexell, o directivos de EBY y Salto Grande para los peronistas de Corrientes y Entre Ríos.
Incluidas estas carroñas, ayer fuimos testigos de la escena pública ocurrida dentro del palacio y en las calles.
En las calles, como viene ocurriendo in crescendo, manifestaciones masivas, y al mismo tiempo indiferencia de un sector importante que la ve de afuera y espera. Las fuerzas de seguridad actuando el protocolo provocativamente. Generando finalmente la oportunidad para promover la imagen de violencia callejera que le sirvió a la bichacruel (por Villaruel) para sobreactuar su discurso aludiendo a "los violentos" y al gobierno a sacar ese comunicado absurdo que señalaba terrorismo y golpe de estado en su celebración de la represión.
Adentro del Senado se jugó un partido con posiciones de máxima y de mínima, con pescadores de río revuelto.
Que más allá de los discursos en el recinto, tienen su correlato en otras cocinas donde el toma y daca estuvo a la orden del día.
El gobierno y en particular el ministro Franco, se llevan un triunfo pírrico, pero triunfo al fin, una bocanada de aire para un gobierno que en las últimas semanas estuvo asediado por escándalos, internas y muchas dudas respecto a la sostenibilidad de su programa económico.
El radicalismo jugando a De Loredo, cumplió su histórico papel al servicio de lo que otrora fue la unión democrática. Algunos discursos altisonantes pero en definitiva votos concesivos. Nada nuevo bajo la boina blanca.
El PRO fue coherente. La Renovación de Misiones en su etapa "blend" también y hay que reconocer que el peronismo mantuvo su disciplina partidaria salvo los legisladores que ya habían defeccionado del bloque.
El haber mantenido una posición férrea de rechazo, obligó al gobierno a declinar muchas de las cuestiones en las que se había mostrado intransigente e incluso poner al desnudo las tranzas.
Lousteau, merece un capítulo aparte, quizás el que está jugando el juego más hábil y personal.
Si no se sentaba, no había quorum, presidiendo el partido vota en contra de lo que votan sus bloques, se mantuvo crítico, introdujo cambios interesantes en algunos puntos y más retrogrados en lo laboral. Pero sobre todo captó los reflectores.
Lo cierto y habrá que esperar ahora que pasa en diputados, donde el gobierno tiene alianzas que le dan más holgura y es que la ley es una porquería, pero mucho menos que las originales en su versión 1 y 2.
Mientras tanto la vida cotidiana sigue, la mayoría tiene que procurarse la diaria y en este tiempo, algo está cambiando en el humor social. La imagen del gobierno empieza a ensombrecerse. Las expectativas positivas se desequilibran respecto a las dudas y rechazos.
La balanza parece haber quedado, por ahora, quieta. Eppour si move
Hernán Cazzaniga
Antropólogo - Docente Universitario