El director del MI6 fue directo: el verdadero campo de batalla ya no es la tierra, el mar o el aire. Es la mente humana.
Según Metreweli, el poder global se está desplazando de los Estados hacia corporaciones tecnológicas, algoritmos y sistemas de control de datos, capaces de moldear percepciones, emociones y decisiones políticas a escala masiva.
El poder se está volviendo más difuso… pasando de los Estados a las corporaciones y, a veces, a los individuos”, advirtió. No habló de un futuro lejano, habló del presente.
Los algoritmos ya filtran la realidad, amplifican el miedo, refuerzan prejuicios y fragmentan sociedades enteras. La falsedad viaja más rápido que los hechos y la verdad se diluye entre burbujas de contenido diseñadas para retener atención, no para informar.
El resultado:
Confianza social erosionada
Democracias debilitadas
Elecciones manipulables
Opinión pública convertida en campo de pruebas
Y aquí está lo más incómodo para Occidente:
Gran parte de la infraestructura de esta guerra cognitiva es estadounidense, pero está siendo utilizada por actores hostiles en tiempo real. Rusia, China y otros no solo compiten con misiles o drones, atacando el espacio narrativo, la percepción de la realidad y la cohesión interna de las sociedades.
Estamos siendo disputados desde el campo de batalla hasta la sala de juntas… e incluso nuestros cerebros”, afirmó el jefe del MI6.
Esto no es paranoia.
Es geopolítica cognitiva.
La nueva Guerra Fría no se libra con tanques, sino con:
desinformación
sesgo algorítmico
propaganda camuflada de entretenimiento
manipulación emocional constante
La pregunta central ya no es quién tiene más armas, sino:
¿Quién controla los datos?
¿Quién define la narrativa?
¿Quién decide qué es “verdad”?
Cuando una sociedad deja de ponerse de acuerdo sobre lo que es real, deja de ser gobernable.
Y cuando la confianza colapsa, la soberanía también.
Esta guerra ya empezó.
Y se libra todos los días, dentro de tu teléfono.
Publicado en Facebook por La Granja Humana
N de la R: El jefe del servicio de inteligencia británico relata una situación que está sucediendo en el mundo de la inteligencia, pero se excluye tácitamente y pone la responsabilidad en otros estados. Algo así como, "miren que esto está pasando pero nosotros no tenemos nada que ver, son ellos."
